La mamografía es uno de los exámenes más relevantes en la prevención y detección temprana del cáncer de mama. Sin embargo, para muchas mujeres, el simple hecho de escuchar la palabra genera cierta inquietud. El desconocimiento sobre el procedimiento, la posible incomodidad o el temor a los resultados pueden crear ansiedad antes de la cita.
Conocer cómo es una mamografía —desde la preparación previa hasta la interpretación de los resultados— ayuda a reducir esos temores y a vivir la experiencia con mayor tranquilidad. En esta guía encontrarás una explicación detallada y clara, con consejos prácticos que harán que tu examen sea más cómodo y efectivo.
¿Qué es una mamografía y para qué sirve?
Una mamografía es un estudio de diagnóstico por imágenes que emplea rayos X de baja dosis para obtener imágenes detalladas del tejido mamario. Su objetivo principal es detectar cambios o anomalías que podrían indicar la presencia de cáncer u otras enfermedades, incluso antes de que puedan palparse en un examen físico.
Aunque su papel más conocido es el de herramienta de detección temprana del cáncer de mama, también es útil para identificar otras alteraciones como quistes, fibroadenomas o calcificaciones benignas. El valor de esta prueba radica en su capacidad para encontrar lesiones en fases iniciales, cuando los tratamientos son menos invasivos y las posibilidades de recuperación son mucho más altas.
En algunos casos, el médico puede solicitar una mamografía no como parte de un control rutinario, sino para evaluar síntomas específicos como bultos, secreción por el pezón, cambios en la piel del seno o dolor persistente.
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¿Cómo es una mamografía paso a paso?
Si te preguntas cómo es el estudio de mastografía o cómo hacen la mamografía, es fundamental entender cada etapa del procedimiento. La mamografía moderna es un examen rápido, seguro y con mínima exposición a radiación.
1. Preparación previa a la prueba
El día del estudio, lo ideal es llevar ropa de dos piezas, ya que deberás descubrir la parte superior del cuerpo. No uses desodorante, cremas, talcos ni perfumes en la zona de las axilas o el pecho, porque podrían generar sombras o manchas en las imágenes.
Si tienes implantes mamarios, informa al personal antes de iniciar. El técnico utilizará una técnica especial, conocida como desplazamiento de implante o método de Eklund, que permite visualizar el tejido mamario natural que queda delante de la prótesis.
También es recomendable programar la cita cuando los senos estén menos sensibles, lo que suele ocurrir una semana después de la menstruación. De esta manera, la compresión necesaria durante el examen será más tolerable.
2. Posicionamiento y compresión del seno
Una vez dentro de la sala, el técnico radiológico te guiará paso a paso. Te pedirán que coloques uno de los senos sobre una plataforma del mamógrafo, mientras una placa transparente desciende para comprimirlo. Esta presión, aunque puede generar incomodidad, es esencial porque:
- Aplana el tejido mamario para obtener imágenes más claras.
- Reduce la cantidad de radiación necesaria.
- Evita que estructuras internas se superpongan y oculten lesiones.
El proceso se repite con el otro seno y, en algunos casos, se toman imágenes en diferentes ángulos para una evaluación más completa.
3. Duración y sensaciones durante el examen
La mamografía completa suele durar entre diez y quince minutos, pero la compresión de cada seno solo dura unos segundos. La mayoría de mujeres describen la sensación como una presión intensa pero breve. En algunos casos, especialmente si existe sensibilidad mamaria, el malestar puede ser mayor, pero desaparece rápidamente al finalizar el estudio.
En mujeres con implantes, el procedimiento puede tomar un poco más de tiempo, ya que se realizan proyecciones adicionales para visualizar todo el tejido.
Cuándo y con qué frecuencia hacerse una mamografía

No existe una única regla que sirva para todas las mujeres. La frecuencia ideal depende de la edad, los antecedentes familiares y los factores de riesgo individuales.
Acá te dejo algunas recomendaciones según la edad y factores de riesgo:
- De 40 a 49 años: Se sugiere hablar con el médico sobre la conveniencia de comenzar las mamografías y definir la periodicidad. Algunas guías recomiendan una cada dos años; otras, anualmente.
- De 50 a 74 años: Lo más habitual es realizar una mamografía cada uno o dos años.
- Mujeres con alto riesgo: Aquellas con antecedentes familiares de cáncer de mama, mutaciones genéticas (BRCA1 o BRCA2) o radioterapia previa en el tórax suelen iniciar los controles antes, a veces desde los 30 años, con una frecuencia anual.
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Posibles molestias o efectos secundarios
La mamografía es un procedimiento seguro, pero no está exento de generar ciertas molestias o efectos temporales.
1. Dolor o incomodidad temporal
La compresión de los senos puede causar dolor leve o una sensación de presión que desaparece al terminar el examen. Si la molestia persiste unas horas, suele ser suficiente aplicar calor local o tomar un analgésico suave.
2. Riesgos asociados a la radiación
El nivel de radiación en una mamografía es bajo, similar a la exposición natural que recibimos en el ambiente durante unas semanas. Los beneficios en detección temprana superan ampliamente los riesgos, especialmente en mujeres con mayor probabilidad de desarrollar cáncer de mama.
Interpretación de los resultados
Entender cómo es una mamografía normal y cómo se interpretan sus imágenes ayuda a disminuir la ansiedad mientras esperas el informe.
Sección del Resultado | Descripción |
Cómo se leen las imágenes | El radiólogo busca signos como densidades anormales, masas o microcalcificaciones. Se utiliza el sistema BI-RADS para estandarizar los informes, clasificando los hallazgos del 0 (estudio incompleto) al 6 (cáncer confirmado). |
Qué significan los hallazgos anormales | Un resultado anormal no significa automáticamente cáncer. Puede ser una lesión benigna como quistes o fibroadenomas, cambios hormonales o cicatrices. El médico podría solicitar estudios complementarios como ecografías o biopsias. |
Pasos a seguir si se detecta una anomalía | El manejo depende del hallazgo. Puede requerir un seguimiento a corto plazo, estudios adicionales o, si es necesario, iniciar tratamiento. La detección temprana mejora las posibilidades de un tratamiento exitoso. |
Mamografía de cribado vs. mamografía diagnóstica
La mamografía de cribado es preventiva y se realiza en mujeres sin síntomas, con el fin de detectar alteraciones de forma temprana. La mamografía diagnóstica se indica cuando existe un síntoma o hallazgo previo sospechoso, y puede incluir más proyecciones y técnicas específicas para investigar con mayor detalle.
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